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Gianna Beretta, dona que va donar la seva vida per no avortar

Pel Dr. Josep M. Montiu de Nuix

Este artículo es una reseña de un estupendo artículo de la doctora Maruja Serrano sobre santa Gianna Beretta, una mujer que dio su vida por no abortar.

Gianna Beretta era licenciada en medicina. Fue médico en cirugía y en pediatría, hizo cursos y prácticas de ginecología. Fue una buena profesional que en el desempeño de su labor de médico era cariñosa, amable, sonriente.

Tuvo por novio a Pietro Molla. Tras un noviazgo lleno de pureza, se casó con él. Este matrimonio tuvo como fruto el nacimiento de cuatro hijos. El último de ellos, una niña, de nombre Gianna Emanuela.

Gianna Beretta durante su último embarazo, el de Gianna Emanuela, observó que había algo que no iba bien en el mismo. De modo que acudió al ginecólogo. Se diagnosticó que era necesario realizar una operación urgente. Gianna podía fallecer a menos que abortase. Pero, si abortaba salvaría su propia vida. La respuesta de Gianna fue ejemplar. De manera tajante decidió que salvaría la vida de su hijo aún no nacido, aunque ello le costase la suya propia. A su vez, estaba convencida de que ella misma moriría. El claro y sentenciador veredicto de los médicos y su propio conocimiento médico concurrían a afianzar esta convicción sobre el peligro que corría su propia vida. Pero, ella estaba dispuesta a sufrir cualquier cosa por salvar la vida de su hijo.

El cirujano al momento de realizar la operación quirúrgica le pregunta si quiere abortar o morir. Ella respondió de manera definitiva: que salven al niño y que no se preocupen por ella. La operación se realizó, la madre sobrevivió aún algún tiempo. Pasa un tiempo.

Gianna Beretta, al acercarse el momento del parto, afirma que va a morir, y pide que los médicos salven la vida del niño. Ella no murió el día del parto, pero sí una semana después. Un lapso de tiempo que fue como una sonrisa entre lágrimas y unas lágrimas junto a una sonrisa. Pues, aún tuvo tiempo de ver a su hija recién nacida, de cogerla entre sus brazos, de contemplarla en silencio con profunda mirada, de tenerla a su lado con una ternura indescriptible y de acariciarla suavemente, sin decir ni siquiera una palabra. Del parto a su fallecimiento transcurrió el período de una semana. Siete días de sufrimientos. Pero ella tenía la satisfacción de haber salvado la vida de su hija. El amor de madre había sido más fuerte que el egoísmo. Había dado su vida por su hija. Cuando falleció Gianna Beretta contaba solamente treinta y nueve años de edad.

Gianna Beretta fue canonizada por S. S. Juan Pablo II en 1994. Inscrita en el libro de los santos, resplandece como un gran modelo y una gran luz, especialmente para las jóvenes embarazadas y para las madres. Es una santa providencial para el tiempo actual, una mujer que supo sacrificarse y, al mismo tiempo, estar contenta.